La iconografía existente en los manuscritos iluminados muestra cómo escribían
los copistas los rollos o códices. En ella se aprecian los escritorios, las
mesas de trabajo, los diversos utensilios para escribir o iluminar e, incluso,
las posturas habituales para trabajar: de pie, sentados sobre taburetes,
piedras, y reclinados sobre el pupitre o mesa o con una tabla apoyada en las
rodillas y fijada a la mesa... hasta sentados en el suelo, o apoyados sobre la
rodilla. Según se ha indicado, frente al estilo o el cincel y demás objetos
punzantes para la incisión en la escritura característica de los soportes
denominados tradicionalmente duros, los usados por los copistas para escribir
sobre papiro, pergamino o papel son básicamente el pincel, tallado a bisel y
que exigía grandes dotes caligráficas, el cálamo, tallado en punta, de manejo
más fácil y, especialmente a partir del siglo IV d.C., la pluma de ave, ganso u
oca. Estos útiles se cortaban con un cortaplumas y se afilaban, especialmente
la pluma, con piedra pómez o piedra de afilar. Para guardarlos se utilizaba un
estuche denominado stilarium,
graphiarium theca libraria o calamarium.
Fundamentales también para la preparación del códice y para la escritura eran
otros instrumentos como: compás, punzón, regla, lápiz de plomo, raspador y
esponja.
El códice se componía de una serie de fascículos, cuya unidad mínima es el
bifolio o doble folio, y puede ir aumentando progresivamente su número. Estos folios
se doblan y pliegan de diferentes modos y con ellos se formaban distintos
cuadernillos. Los formatos y tamaños pueden variar. Una vez formado el códice,
constituido el libro, se procedía a preparar las hojas. Primero se perforaban
para marcar unos puntos iniciales y finales, sobre los que se marcarían las
líneas rectrices por donde debía transcurrir la escritura. Para la perforación
se podían utilizar varios instrumentos: el cortaplumas, el punzón, una pequeña
rueda dentada, un instrumento de base triangular o una especie de peine
metálico. Según fuese el objeto, así dejaba las finas marcas sobre el folio.
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