Básicamente la escritura se fija en el
soporte por dos procedimientos, por incisión y por trazado, es decir, o bien se inscribe: se graba, esculpe, incide, marca, etc., a veces con incisiones tan
débiles que son poco más que rasguños, a veces con rebajes profundos realizados
a cincel, dependiendo de la dureza de los materiales; o bien se escribe: se dibuja, se pinta, caligrafía, se imprime; bien con pinceles, plumas,
cálamos, lápices, rotuladores, etc., si se trata de escrituras manuscritas,
bien con linotipia, cajas, a partir de la imprenta, teclados, soportes
magnéticos, etc., y cuantos procedimientos se han desarrollado desde la
aparición de las máquinas de escribir y los ordenadores.
En el primer caso la escritura se realiza
a punta seca, en el segundo, mediante sustancias fijadores, como la pintura o
la tinta. En muchas ocasiones hay una estrecha relación entre el soporte
material, la forma de escribirlo o inscribirlo y el contenido de los textos.
Cabe suponer que para documentos importantes, textos legales, conmemoraciones
de triunfos militares se usa el mármol o el bronce, sobre los que se diseña
cuidadosamente la letra y se graba, sobre el costosísimo papiro se pintaban
documentos religiosos y simbólicos de los faraones egipcios, pero sobre las
paredes de las casas y los muros de las ciudades se pintaban rápidas consignas
políticas, mensajes curiosos, obscenos, amorosos, humorísticos, sobre arcilla
se anotaban registros de cuentas y relaciones económicas en Mesopotamia, sobre
tablillas de cera escribían los niños romanos sus ejercicios escolares, que
borraban y volvían a utilizar después, sobre pergamino se iluminaban preciosos
manuscritos en la Edad Media con textos literarios, religiosos, científicos;
sobre objetos pequeños de oro y metales preciosos o semipreciosos se grababan
los nombres de los propietarios o quién y para quién se habían fabricado; en
suma, una variedad de materiales, tipos de soportes para una inmensa variedad
de tipos de escritos.
Bien es cierto que, con la aparición del
papel, la escritura conocerá el soporte universal para su difusión, dando
cabida a cualquier tipo de mensaje, especialmente desde la aparición de la imprenta.
Los otros materiales, en unos casos seguirán usándose para funciones
específicas y bien delimitadas y otros prácticamente desaparecerán como soporte
de escritura.
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