Tras ser descifradas en el siglo XX, las lenguas anatolias
permitieron validar ciertas hipótesis relativas a la evolución del
protoindoeuropeo formuladas por los lingüistas de finales del siglo XIX, en
particular el análisis estructural propuesto por Ferdinand de Saussure:
Todas las lenguas indoeuropeas hasta entonces conocidas
tenían tres géneros: masculino, femenino y neutro. Los especialistas estimaban
que se trataba de una derivación de un sistema más antiguo en el que funcionaba
una distinción entre lo animado y lo inanimado. El descubrimiento del
hitita-nesita confirmó esta hipótesis: esta lengua conservó el viejo sistema.
Existe, en efecto, en las lenguas anatolias el genus commune (animados) y el
genus neutrum (inanimados).
Como las raíces indoeuropeas estaban normalmente constituidas
sobre unas consonantes alrededor de las que articulaban una o varias vocales
alternantes (a la manera de las raíces semíticas), una hipótesis consideraba
que cada raíz debía comenzar por una consonante, cosa que no ocurre, a menos
que supongamos la existencia de una consonante inicial que habría enmudecido en
todas las lenguas. Suponer su existencia permitía poner las bases de un sistema
más coherente. Tras el desciframiento del hitita, se dieron cuenta de que,
justamente, esta lengua había conservado dicha consonante. El sistema supuesto
se veía entonces confirmado. Por ejemplo, podemos comparar el hitita hawi- (con
laringal inicial) con el latín ovi-s: los dos significan "oveja".
De manera similar, las lenguas indoeuropeas conocen
alternancias vocálicas muy frecuentes que, tal y como adivinara Saussure,
provienen, de hecho, del enmudecimiento de una laringal, que puede colorear una
vocal en contacto y hacerle experimentar un alargamiento compensatorio. Este
fenómeno, llamado teoría de las laringales se ha atestiguado en varias
ocasiones, gracias al descubrimiento de las lenguas anatolias. Cabe resaltar
que Saussure tuvo la intuición de estas laringales (sin llegar a la conclusión
de que se trataba de consonantes), a las que llamó coeficiente sonántico. Más
tarde, inspirándose en gran manera en el funcionamiento de las lenguas
semíticas, fueron denominadas con el nombre de schwa (término propio de la
gramática del hebreo). Hoy el término laringal es el más frecuente.
Además de estas características arcaicas, las lenguas
anatolias poseen igualmente un cierto número de trazos evolucionados. En
particular, el número de casos de su declinación es de cinco, mientras que el
protoindoeuropeo se reconstruye tradicionalmente con ocho. La reduplicacón de
monemas es otro de los trazos distintivos de estas lenguas.
Por otra parte, la asociación tradicional de lenguas centum
con el grupo occidental y de las satem con el oriental dejó de tener sentido
con el descubrimiento de las lenguas anatolias (y del tocario). Esta familia no
puede clasificarse como centum o satem, pues contiene ambas características.
Como ejemplos:
centum: griego kéras < PIE *kerw- > hitita karawar,
"cuerno"
satem: sánscrito sruva < PIE *kerw- > luvita
jeroglífico zurni, "cuerno"
satem: latín equus, sánscrito as'vas < PIE *ekwos >
luwita azuwa- > licio esbe, "caballo"
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