Las primeras formas de escritura eran logográficas en
naturaleza, basadas en elementos pictográficos e ideográficos. No obstante, a
mitad del III milenio a. C., los sumerios habían desarrollado un anexo silábico
para su escritura, reflejando la fonología y la sintaxis del idioma sumerio
hablado. Esta escritura logo-silábica fue pronto adoptada por los hablantes
acadios y eblaítas para sus propios idiomas, y posteriormente por los hititas y
los ugaríticos.
Aunque es posible que la escritura egipcia sea un ejemplo de
difusionismo transcultural de sus contemporáneos comerciales de Mesopotamia,
los egipcios no tomaron prestados los símbolos escritos mesopotámicos. En su
lugar, utilizaron su propia iconografía artística. Hay muestras de jeroglíficos
egipcios arcaicos en la Paleta de Narmer del 3100 a. C..
También surgió en esta época una escritura protoelamita
logográfica aún por descifrar, que evolucionó a un elamita lineal hacia finales
del III milenio, que a su vez fue reemplazado por la escritura cuneiforme
tomada del acadio.
La escritura del Indo apareció hacia el 2600 a. C. y
sobrevivió al declive de la Cultura del Valle del Indo sobre el 1700 a. C. Sin
embargo, todos los registros son extremadamente breves y no está claro que
fuera realmente un sistema de escritura.
La escritura china, que data aproximadamente del siglo XII
a. C., era gráficamente independiente de las escrituras del Oriente Medio,
aunque, como en el caso del egipcio, puede que el difusionismo transcultural
haya tenido algún papel relevante.
Las escrituras precolombinas, que datan del siglo III a. C.
aproximadamente en Mesoamérica, de las cuales solamente la maya se sabe que fue
una escritura real, tuvieron unos orígenes independientes de los del Viejo
Mundo.
Prácticamente, todos los sistemas de escritura utilizados en
el mundo actual descienden en última instancia de la escritura china o de los
alfabetos semíticos (derivados del egipcio).